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Cultura 15 de octubre de 2018

Grandes libros, pequeños lectores

Estilo libre. Antología de cuentos argentinos, de Selva Almada, Félix Bruzzone, Gabriela Cabezón Cámara (Editorial Santillana).

Tapa de "Estilo libre", una antología de cuentos contemporáneos.

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por Juan Cruz Zariello Villar

La idea de una antología siempre comporta cierto sesgo ideológico, en donde la selección y la recopilación dicen algo acerca del objeto que tenemos frente a nosotros. Según las “Palabras preliminares” de la compiladora Victoria Torres, Estilo libre se pensó como una forma de acercar a los lectores jóvenes a una literatura que los interpele de alguna manera. A su vez, la convocatoria a autores que resuenan tanto a nivel local como internacional bajo la idea de la libertad de estilo es una decisión que llama la atención y resulta productiva.

A lo largo del libro, compuesto por diez relatos breves, nos encontramos con temáticas de lo más diversas. Esta diversidad hace a una propuesta interesante y lo demuestran sus autores en sus textos inéditos o ya publicados en otras compilaciones. De este modo, y sólo por mencionar algunas de las interpretaciones posibles, recorremos mundos signados por la violencia en sus distintas dimensiones, asistimos a accidentes viales, al despertar sexual adolescente, participamos de los problemas de la comunicación, reflexionamos sobre la ausencia y la búsqueda, hasta llegar a temas universales como el amor y la muerte.

Desde Selva Almada, Félix Bruzzone, Gabriela Cabezón Cámara, Inés Garland, pasando por Vera Giaconi, Julián López, Sergio Olguín, hasta Patricio Pron, Raquel Robles y Samanta Schweblin podemos armar una red conceptual que conecta mundos únicos, pero conectados por una sensibilidad social admirable. Como el “free style”, en el ámbito del rap, la unión que podría parecer azarosa, casi improvisada, convoca y dota a las voces narradoras de una dimensión coral. Esta propuesta nos engancha y hace que los bordes de lo real se ensanchen y sus centros sean cada vez más densos. Palabra a palabra, historia a historia, estamos atrapados por la lectura, por esa práctica tan emocional e íntima que, en casos como este, nos pide más y más.

(*): integrante de la ONG Jitanjáfora.



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