CERRAR

La Capital - Logo

× El País El Mundo La Zona Cultura Tecnología Gastronomía Salud Interés General La Ciudad Deportes Arte y Espectáculos Policiales Cartelera Fotos de Familia Clasificados Fúnebres
Cultura 16 de septiembre de 2019

Grandes libros, pequeños lectores: El pueblo que no quería ser gris

Comentarios

En esta nota

por Romina Sonzini

“Todo es irreal. Menos la Revolución.” Lenin

¿Qué puede suceder cuando en un lugar muy chiquito hay un rey muy grande que no conoce a su pueblo? ¿Qué puede suceder si este rey toma decisiones sin tener en cuenta lo que su pueblo necesita o desea? ¿Qué puede suceder si algún habitante de ese pueblo chiquito, uno y después otro y después otro y otro más, decide hacer algo distinto? De todo esto y algunas cosas más habla El pueblo que no quería ser gris, de los emblemáticos autores de literatura para niños Beatriz Doumerc y Ayax Barnes.

El pueblo que no quería ser gris es, en apariencia, un típico cuento de reyes, que comienza con la fórmula “había una vez…”, y se desarrolla en un país remoto, en el que viven hombres, mujeres y niños y un rey que se la pasa dando órdenes que hay que cumplir… Sin embargo, a medida que la historia avanza, nos encontramos con un cuento que muestra el efecto que produce en una comunidad, el autoritarismo ejercido por su gobernante. Frente a las órdenes ilimitadas, descabelladas y ridículas de este rey, se produce una ruptura en el orden establecido y por las fisuras emerge una fuerza que les permite a los habitantes de este reinado ponerle otros colores a sus casas, sus ideas y sus vidas.

El texto de Doumerc, acompañado por las ilustraciones de Barnes, constituye una obra que da cuenta de la estética de esta pareja de artistas quienes publicaron por primera vez el cuento en el año 1975, bajo el sello editorial Rompan filas de Augusto Bianco. Un libro que tuvo que transitar los caminos de la prohibición en el año 1976, durante la última dictadura militar, y que hoy llega a los lectores reeditado por Colihue tal para cual. Este recorrido muestra claramente que los libros que cuentan historias profundas e ideológicamente desafiantes y que ponen el foco en la función estética del lenguaje y la calidad literaria, trascienden un contexto de producción determinado y calan hondo en el lector de todas las épocas.

(*): Integrante de la ong Jitanjáfora.