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Cultura 12 de diciembre de 2022

Grandes libros, pequeños lectores: “Mañanas de zorzal”

La integrante de la ONG Jitanjáfora Elena Stapich reseña una novela de María Cristina Ramos (Ruedamares Juvenil), que transcurre en el valle de Río Negro, donde el personaje inaugura nuevas experiencias, como el canto del zorzal al comenzar el día: primer trabajo, primeros amigos, primer amor.

María Cristina Ramos es una escritora, editora y docente de Neuquén que ha publicado más de 60 obras de literatura para niños y jóvenes.

"Mañanas de zorzal" María Cristina Ramos Neuquén Ruedamares 2022

“Mañanas de zorzal”
María Cristina Ramos
Neuquén
Ruedamares
2022

Por Elena Stapich (*)

“Mañanas de zorzal” es una novela de María Cristina Ramos que la editorial Ruedamares invita a leer como novela para adolescentes o jóvenes, desde la operación que la incluye en una colección: Ruedamares Juvenil, de lo que se deja constancia en la contratapa. También la tapa orienta en ese sentido, con su foto de un chico cuyo perfil asoma de la capucha del buzo. Y sin embargo, el texto puede ser leído como novela “a secas”, narrada en primera persona por el protagonista, con una voz sencilla no exenta del roce con lo poético.

Cada capítulo comienza con la silueta de un pájaro, a modo de letra capital, a la que siguen, en el primero, estas palabras: “Cuando cortamos la manzana y vimos que una mitad estaba magullada, yo pensé en el pueblo. También, como la manzana, estaba cortado en dos por la ruta por la que pasaba todo el mundo, incluida la lenta fila de camiones que desfilaba para la capital. Nosotros vivíamos del lado magullado”.

Aquí también aparecen los elementos que configuran un cierto espacio geográfico, en el que transcurren otras novelas de Ramos: el valle de Río Negro, las manzanas, los pueblos, los ríos y las piedras, el viento. En la foto que cubre tapa y contratapa se puede identificar este espacio. Y ese “lado magullado” de la manzana es el lugar de donde ella toma los materiales para configurar sus personajes, que -en el campo o, como en este caso, en el pueblo- suelen estar rotos, magullados, con carencias de todo tipo, como Miguel.

Pero que, al mismo tiempo, están llenos de una fuerza vital que los dispara hacia una búsqueda, hacia el encuentro y el desencuentro, saltando al vacío sobre la red amorosa que tejen algunos, los que tienen buena pasta. En la historia de Miguel será Pedrero, el canillita, también Herrera, el director de la escuela, el abogado Valdemar o Sofía, la playera. Del lado de la indiferencia, la maestra, mientras que francamente turbios se muestran el supuesto tío y el padre de Estela, el primer amor.

Todo es inicial, todo se inaugura, como el canto del zorzal inaugura el día: primer trabajo, primeros amigos, primer amor, nuevos lazos familiares. Miguel da y recibe amor, también lo alcanzan la hostilidad y el peligro. Pero hay red.

(*) Integrante de la ONG Jitanjáfora.