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Cultura 20 de agosto de 2018

Inconformismo en el nuevo libro de Carlos Berbeglia

por Sebastián Jorgi

Sin premuras ni olvidos (La luna que), tal el título de esta flamante publicación del Dr. Carlos Enrique Berbeglia, que fiel a sí mismo, dispara a quemarropa sobre la conciencia colectiva. “No predico las palabras de ningún Dios porque las desconozco, y por igual, menos aún la de cualquier político o siervo del poder, porque soy alérgico a todo prototipo de mentira”. Se trata de una serie de antisermones -así los denomina con cierto humor- pronunciados por antepredicadores posibles. Más adelante, podemos entresacar fraseos como “orden que privilegiaba la autoridad fraguada”.

Hay muchos, muchísimos cortes para elucidar, nada será fácil en el transcurso de la lectura de Sin premuras ni olvidos (de los interlineales el ubicado séptimo), subtítulo del libro. Pero ¿cómo escribió Berbeglia esta nueva entrega? En viajes aparentes de turismo, Pinamar, Piedra Blanca, Buenos Aires, Salta, o sea, que nuestro amigo, en esos mientras tanto, filosofa, hila fino y pega, critica, duro, guardando una fidelidad a sí mismo y también para sus lectores, alumnos, pares, los que nos esforzamos en entrar a sus reflexiones.

Berbeglia viaja pero su pensar no descansa, tiene mucho que decirnos, nos pone en alerta y escribe: “La libertad social es aparente”. Inserta un relato de notable maestría, donde el personaje, un tal Gastón, se ve envuelto en alternativas, en caminos sinuosos. ¿Una suerte de metáfora sobre la condición humana?

Narrador, poeta, catedrático de gran performance en el campo de la docencia, sobre todo pensador, capaz de indagar en las crucialidades de una Posmodernidad precintada en el engaño y la violencia, Berbeglia dispara a quemarropa en esta nueva publicación.