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Deportes 30 de junio de 2019

“Jugar en el ‘José Martínez’ sería volver a nuestras raíces”

Una inspección de la AdC revisaría entre el martes y el miércoles el gimnasio de la sede de Luro y Guido y elevaría una serie de requisitos para ponerlo en condiciones de albergar la Liga Argentina de básquetbol. En el club creen que se logrará la habilitación.

Adolfo Perazzo se eleva para anotar en la decisiva serie final de 1991 ante Pico Football. Detrás del aro palpitan la acción decenas de hinchas. Esa tribuna hoy no existe.

El 17 de mayo de 1991 significó para los quilmeños algo más que la concreción del sueño de llegar a la elite de la Liga Nacional de Básquetbol. Ese día el equipo entonces dirigido por Oscar Sánchez se imponía 101-91 a Pico Football Club y lograba el ascenso que se le venía negando desde un par de años antes. La lógica euforia del momento tapó lo que, con la perspectiva que dan los años, hoy se percibe como el final de una época. Ese día un equipo de básquetbol de Quilmes jugó el último partido oficial, en una categoría profesional, en el gimnasio en el que todó comenzó: el “José Martínez” de la planta baja de la sede social de la avenida Luro 3868.

Desde el torneo siguiente Once Unidos fue el escenario de la localía “tricolor”. Luego, y muy a pesar de sus hinchas, el Polideportivo. El club ganó un caudal importante de popularidad yéndose a jugar a un escenario más grande. Pero, al mismo tiempo, comenzaba la división de las aguas entre el equipo de Liga Nacional y la vida social quilmeña.

Aquel 1991, símbolo de un momento de franca expansión de Quilmes y de la Liga Nacional, quedó muy lejos. Clubes como el “tricolor” sufren la otra cara de la moneda y admiten la realidad. El Polideportivo quedó inmenso, la más amable alternativa de Once Unidos resulta problemática -a raíz de las múltiples actividades que alberga el escenario de Parque Luro- y al mismo tiempo onerosa y volver a la casa de la vieja es una opción nada desdeñable.

El directivo Marcelo Jiménez, en declaraciones a LA CAPITAL, expresó el deseo de muchos quilmeños para la próxima Liga Argentina de básquetbol. “Jugar en el José Martínez sería volver a nuestras raíces. No sólo es ahorrarnos un alquiler, también nos volvería a dar un sentido de pertenencia. Todos queremos volver a jugar en nuestra cancha. Si queda chica, mala suerte. Pero buscamos que sea una fiesta volver a ver a Quilmes en el ‘José Martínez”, expresó.

Ese anhelo podría quedar más cerca de concretarse durante esta misma semana. Entre el martes y el miércoles un arquitecto enviado por la Asociación de Clubes de Básquetbol inspeccionará el viejo escenario, seguramente elevará una lista de requisitos a cumplir y, en definitiva, resolverá sobre la factibilidad del proyecto.

Un símbolo quilmeño de los primeros años de la Liga Nacional, Eduardo Dominé, maniobra en el “José Martínez”. Quilmes quiere recuperar sentido de pertenencia.

Un símbolo quilmeño de los primeros años de la Liga Nacional, Eduardo Dominé, maniobra en el “José Martínez”. Quilmes quiere recuperar sentido de pertenencia.

 

“Yo soy optimista -sostuvo Marcelo Jiménez-, en la Liga Argentina hay escenarios iguales o hasta más chicos. El nuestro no es menos que el estadio de Platense, que ascendió a la Liga Nacional. La capacidad exigida es la de 600 espectadores y no creo que tengamos problemas. Contemplamos la posibilidad de tirar una pared lateral del gimnasio 2 para agregar tribunas tubulares. Creo que la inspección podría pedirnos un reacondicionamiento de los vestuarios y el cambio del piso del gimnasio. Un arquitecto del club acompañará a la delegación de la AdC para tomar nota de todo”.

“Las reformas, obviamente, implican un costo. No sé si podremos hacer frente a todas las exigencias, pero pensamos ofrecer un plan de trabajo en etapas. No creo que haya problemas”, se ilusionó Jiménez.

“A partir de confirmar el escenario de nuestra localía vendrá todo lo demás. Hay tiempo, pero no nos podemos dormir mucho. La idea es armar un equipo al que podamos cumplirle. El único jugador con contrato con el club es Juan Esteban De la Fuente. Por lo demás, Javier Bianchelli tiene contrato hasta fines de agosto, pero sólo porque accedió a firmarlo en doce meses en lugar de diez para permitirnos una flexibilidad mayor con los pagos. Todo está por armarse, pero lo primero es confirmar si podemos jugar en el ‘José Martínez'”, finalizó el directivo.