La fantasía de algunos por un Escuadrón Parapolicial en Mar del Plata
En los últimos días, medios nacionales informaron sobre la supuesta creación de un grupo parapolicial para impedir los asaltos a los repartidores de Rappi y Pedidos Ya, o directamente hacer "justicia por mano propia" . ¿Qué es lo que realmente ocurre en la ciudad con los trabajadores de las aplicaciones móviles? ¿Existe el Escuadrón Espartano Parapolicial?
Hay noticias sobre un “Escuadrón Espartano de Reparto” en la ciudad. Sí, y de no ser por la gravedad de lo que uno puede imaginar que sería si eso existiese, la carcajada sería incontrolable.
Lo que “alarma” a Mar del Plata según la apreciación de personas que no viven en Mar del Plata merece una explicación.
Aquí la explicación:
La previa del feriado patrio había comenzado con bastante trabajo para los repartidores nucleados en las aplicaciones Rappi y Pedidos Ya. Sin embargo, en los primeros minutos de ese martes 25 de mayo casi todos abandonaron su actividad, alertados de que un colega había sido asaltado y despojado de su motocicleta, en el barrio Villa Lourdes. Las que siguieron fueron horas de furia para los trabajadores del rubro, que en los últimos tres años parecen haber poblado esta y todas las ciudades grandes de la Argentina.
Hubo un antes y un después de esa madrugada en materia de seguridad para los “delivery”. Porque el hombre golpeado durante el robo de su vehículo recibió las curaciones necesarias, pero en solidaridad con él sus compañeros de trabajo se dispusieron a hallar, a través del sistema de geolocalización de las mismas aplicaciones, el vehículo sustraído. Una vez que supieron su paradero, organizados circunstancialmente y a través de una masiva comunicación por Whatsapp, se dieron cita en las adyacencias del asentamiento ubicado en José Hernández y Vértiz y se introdujeron hacia la precaria vivienda -en ese momento desocupada- en la que estaba la motocicleta.
La recuperación del rodado -herramienta fundamental de trabajo para estos hombres y mujeres que, por la modernidad de su actividad, aún no tienen representación sindical formal- fue grabada en videos por las cámaras de sus propios teléfonos celulares. Ya de mañana, mientras Argentina celebraba la fecha patria, las imágenes se viralizaron y fueron replicadas por los medios de comunicación locales. Antes de que eso sucediera, las fuentes policiales sólo habían informado a la prensa sobre el asalto al repartidor, más no acerca de la osadía de sus colegas, que pudo haber terminado en tragedia.
Obviamente, desde la comunicación de la fuerza quería evitarse que la reacción trascendiera y se repitiera en otra oportunidad, tal vez con un final no tan feliz. Pero la tecnología va más rápido y la viralización de los videos en redes sociales hizo que el tema corriera de inmediato por todos los portales de noticias.
Como se especificó, todo esto provocó un antes y un después de ese hecho en materia de seguridad en la actividad de los deliverys. Si bien ya a mediados de 2020 se habían realizado manifestaciones en reclamo de mayores tareas de prevención policial, este último 25 de mayo la exigencia se replicó en la puerta de la Jefatura Departamental.
Para ese entonces, el comisario mayor José Segovia llevaba poco más de un mes al frente de la Policía Bonaerense en Mar del Plata, y decidió formar una mesa de trabajo con algunas personas que se atribuyeron representatividad de los trabajadores motorizados, y se formaron grupos de Whatsapp para intervenir de forma inmediata ante cada hecho delictivo.
Por decirlo metafóricamente, el jefe policial “tomó el toro por las astas” y se dispuso a detener lo que podría llegar a convertirse en un “problema más grande”, que se constituía en la posibilidad de que, de ahí en más, cada vez que ocurriera un asalto a un repartidor, sus decenas de compañeros se abocaran a hacer “justicia por mano propia” validos de sus posibilidades de geolocalización y su fuerza grupal.
En los últimos días, medios de alcance nacional mencionaron la cuestión de la seguridad de los repartidores en Mar del Plata e hicieron un entrecruzamiento político al descubrir la “creación” del “Escuadrón Espartano de Reparto”, algo así como una guardia armada que sale por las calles marplatenses a eliminar delincuentes y proteger (nos) del mal a los buenos.
“Es la economía (y también la política), estúpidos”
Parafraseando al ex presidente estadounidense, Bill Clinton, su histórica expresión sobre la relevancia de la economía a la hora de construir poder político podría aplicarse tranquilamente a esta problemática.
Las nuevas tecnologías han interpelado directamente ambas cuestiones, y he aquí una muestra: desde que Segovia y el resto de las autoridades tomaron medidas, las denuncias de asaltos a repartidores disminuyeron ostensiblemente.
Según los datos estadísticos a los que accedió LA CAPITAL tras consultar fuentes de la fuerza, en el grupo creado desde el último 27 de mayo sólo se dieron cuenta de dos asaltos a deliverys. Uno de ellos, incluso, fue esclarecido por personal policial el pasado 11 de julio, luego de una persecución.
Sin embargo, la novedad de la aparición del “Escuadrón Espartano Parapolicial”, según medios nacionales, sorprendió y mucho más cuando se define de “alarma” la situación en Mar del Plata por este surgimiento. Este grupo grupo parapolicial supuestamente intervenía ante la sucesión de asaltos a deliverys aún cuando éstos no son denunciados o sobre los cuales no hay registro.
Entre las personas sindicadas como referentes surgió el nombre de Carlos Pampillón y el de la ex policía exonerada Virginia Sosa. La razón es, se repite, política y económica. Pampillón fue condenado por alentar prácticas xenófobas, causar disturbios en el Concejo Deliberante durante una sesión hace casi una década y hasta llegó a ser vinculado con el grupo de neonazis que entre 2015 y 2016 atacó a militantes de agrupaciones de izquierda y de organizaciones de Derechos Humanos.
Sosa también fue mencionada en los medios nacionales como vocera junto a Federico López. Sosa es una ex policía que hace más de un lustro logró notoriedad y contactos políticos al reclamar por la formación de un sindicato que nuclease a los integrantes de las fuerzas de seguridad provincial, algo expresamente prohibido por la ley argentina. Esta mujer llegó incluso a encadenarse en la puerta de un shopping en el que iban a estar presentes las autoridades gubernamentales de ese entonces.
Sosa forma parte de la mesa de enlace y no puede desconocer que desde el 27 de mayo hubo un solo asalto, según informan oficialmente desde la Jefatura Departamental, con repartidores como víctimas.
Es decir, las nuevas tecnologías dieron lugar, a través de las aplicaciones móviles, a la creación de empleos nuevos de forma absolutamente tercerizada y, en su mayoría, precarizados. En ese marco, ante la crisis y la desocupación -que, cuándo no, golpea fuerte y directamente a Mar del Plata- las calles se inundaron de repartidores que cada día y cada noche, con sus motocicletas, salen a ganarse la vida.
En las notas de mención se habla de gente saliendo con machetes oxidados a hacer “justicia por mano propia” o a intimidar a otros repartidores. La realidad es que por más intenciones de crear un risible “Escuadrón Espartano” éste no es más, por el momento, que una diletante idea esgrimida en grupos de Whatsapp. Procediendo de Pampillón no es alocado atribuirle participación en un plan de ese tipo. Ya ha hecho numerosas manifestaciones respecto de “soluciones” para el tema de seguridad. Sosa y López, que se adjudican esa creación según se refiere, parecen tener más un interés puesto en recoger algunas migajas del turbio sistema político argentino. De hecho Sosa logró una foto con la presidenta del PRO, Patricia Bullrich.
Pero lo cierto es que no se han reportado personas con machetes oxidados corriendo a delincuentes. La fantasía de algunos de que exista un Escuadrón Parapolicial es, por el momento (una vez más), solo eso.
Y la cuestión de la seguridad de los repartidores en Mar del Plata, que fue el punto de partida de esta extraña alianza, parece no ser una problemática extendida. No existieron, salvo en aquella madrugada del 25 de mayo último -en la que se recuperó de una villa una motocicleta robada sin detenidos ni linchados ni lesionados- hechos de “justicia por mano propia” ni cometidos “por un comando parapolicial”. No se incrementaron, sino todo lo contrario, los asaltos contra los trabajadores motorizados. O por lo menos no existen denuncias formales al respecto, ni tampoco informales a través del grupo creado por la mesa de trabajo que busca llevar tranquilidad a los deliverys para que puedan mejorar su economía.
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