Las dos mujeres acusadas de haber participado en el crimen de Karina Fragoso (50) recuperarán la libertad en las próximas horas por disposición de la Justicia de Garantías ya que, ante la ausencia de un testigo directo los elementos probatorios no alcanzan para mantener el encierro.

De esta manera, por disposición del Juzgado de Garantías N° 1, a cargo del juez Daniel De Marco, Eugenia Natividad Arañaraz, acusada de haber disparado a Fragoso, y su pareja, Valeria Soledad Álvarez recuperarán su libertad, pero seguirán investigadas e imputadas.

Fuentes judiciales consultadas por LA CAPITAL, explicaron que si bien la investigación del fiscal Leandro Arévalo se llevó a cabo correctamente, al solo contar con un testigo de identidad reservada y un video en la que se ve a una persona que dispara a Fragoso, pero que no se distingue si es hombre o mujer, el Código de Procedimiento le impide al juez sostener las detenciones.

El fiscal Leandro Arévalo, al ser consultado por LA CAPITAL, informó que las mujeres siguen siendo las principales sospechosas del asesinato, Arañaz imputada por por el crimen, y Álvarez por haber brindado falso testimonio para protegerla.

Cabe recordar que Argañaraz cuenta con antecedentes por robo agravado por uso de armas, robo en grado de tentativa, robo y hurto, y además fue investigada aunque nunca imputada en el crimen del cardiólogo Roberto Tortorella.

El crimen de Karina Fragoso ocurrió el jueves 5 de septiembre a las 20, cuando la víctima había descendido del colectivo de la línea 571 en la esquina de México y Castelli. Desde allí se dirigía a la casa de su actual novio pero apenas alcanzó a cruzar la calle y cuando a mitad de cuadra fue alcanzada por una persona que terminaría asesinándola.

Un video captado por la cámara de seguridad de una vivienda muestra primero a Fragoso cruzando la calle en diagonal y segundos después a la persona que la atacaría y le dispararía en la cabeza. En las imágenes, el autor del hecho tiene aspecto de hombre.

Por ese motivo, durante los primeros días de la investigación no se sospechaba de una mujer. En suma, la declaración de Alvarez como testigo apoyaba la hipótesis de que el asesino era una persona de sexo masculino, pero con el paso de los días y la reunión de distintas pruebas, finalmente la Justicia descubrió que el caso era distinto.