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Deportes 27 de enero de 2020

Peñarol alcanzó una marca que no lograba hace catorce años

Los "milrayitas" no sólo ganaron cuatro partidos en fila. Lo hicieron anotando noventa o más puntos en cada uno de ellos. La última vez que lo había conseguido una formación peñarolense fue en marzo de 2006.

por Sebastián Arana

 
Los hinchas de Peñarol se pellizcan y no pueden creer el presente de su equipo. Ahora vuelven a ilusionarse con victorias y se van a sus casas con las palmas rojas de aplaudir buenas jugadas. Individuales y colectivas.

El equipo ganó mucho con las incorporaciones de Juan Pablo Cantero, Melvin Johnson, Le’Bryan Nash y Tyler Harris. Y superó el pesimismo que se generó a partir de la decisión de Devin Thomas de no regresar después del receso.

Peñarol ganó, goleó y gustó en las últimas cuatro presentaciones. Todos triunfos y con marcadores altos. Cuando se esparció el dato de los cuatro éxitos en fila anotando noventa o más puntos, muchos se preguntaron cuando había sido la última vez que ocurrió algo parecido. Y no fueron pocos los que descontaron la existencia de una marca igual o mejor durante el ciclo dorado de Sergio Hernández, Leonardo Gutiérrez y Facundo Campazzo.

No fue así. Hay que retroceder más todavía en el tiempo para encontrar cuatro o más partidos consecutivos con registros anotadores de noventa o más puntos por Liga Nacional. Hay que remontarse a un ciclo que también le devolvió la alegría y la ilusión a los hinchas de Peñarol tras años malos. Al que condujo el entrenador marplatense Guillermo Narvarte.

En la temporada 2005/2006, entre el 12 y el 24 de marzo de 2006, los “milrayitas” le endosaron 114 a La Unión de Formosa, 103 a Atenas de Córdoba, 95 a Libertad de Sunchales y 109 a Estudiantes de Olavarría. Pero el récord de esa serie fue de dos triunfos (Atenas, 103-93, y Estudiantes, 109-95, ambos en casa) y dos caídas (La Unión, 114-118, en Formosa; y Libertad, 95-98, en el Poli). Aquel equipo se había quedado sin pivote natural y jugaba con Pablo Barrios de “5” y la dupla extranjera la integraban Joe Bunn y Josh Pittman. Tenía mucho gol y también le convertían mucho.

A comienzos de esa misma temporada, con Tyler Field en lugar de Josh Pittman, había hilvanado cinco partidos anotando noventa o más puntos. Pero, si bien fueron en fechas consecutivas en el fixture, no lo fueron en el calendario por las postergaciones provocadas por la realización en Mar del Plata de la Cumbre de las Américas en noviembre de 2005. Con tres triunfos (96-94 vs. River, 99-91 vs. Ciclista Juninense y 97-75 vs. Quilmes) y dos derrotas (94-104 vs. River y 97-102 vs. Boca).

En la temporada 2004-2005, la mejor de las dos conducidas por Narvarte, Peñarol arrancó con cinco partidos con nueve decenas o más de puntos entre la segunda y la sexta fecha. En el primero de esos partidos, cayó 115-114 de visitante en La Plata ante Gimnasia y luego encadenó cuatro victorias en fila como hoy el elenco de Piccato, todas en el Polideportivo: 95-63 vs. Quilmes (de visitante), 93-58 vs. River, 95-78 vs. Boca y 90-86 vs. Gimnasia de Comodoro Rivadavia.

Ese equipo tuvo partidos brillantes durante ese torneo y entre el 19 de enero y el 18 de febrero metió una serie de nueve cotejos consecutivos de noventa o más puntos, con seis éxitos -cuatro de ellos consecutivos- y tres traspiés.

Para atrás son más comunes rachas parecidas, aún en temporadas muy malas. En la 2003/2004, cuando Peñarol se salvó por los pelos del descenso, metió un sprint de cuatro juegos con noventa o más puntos: dos derrotas y dos triunfos. Claro que lo tenía a Joe Bunn que marcó sucesivamente 39, 58 (ante Pico Football Club, el registro anotador más importante de la historia “milrayitas”), 28 y 39.

Y en la 2002/2003, cuando “Zeta” Rodríguez impuso a rajatabla el juego de muchas posesiones y “Tato” Rodríguez anotaba de a treinta, aún en una temporada con más derrotas que victorias, Peñarol superó los noventa puntos en tres series de cuatro, seis y nueve partidos seguidos, las dos últimas ya con Marcelo Richotti en el banco.

En la temporada 2000/2001, la de aquel gran equipo del “Negro” Romano que tenía a Joe Bunn, Josh Pittman y Jared Prickett como foráneos, a Peñarol tampoco le costaba anotar. Y tuvo series de noventa o más puntos consecutivos en cinco (todos triunfos), ocho (6-2) y seis (todos triunfos y en A1) partidos. Notable.

En las ligas en las que los partidos eran de 48 minutos, en cambio, lo raro era no llegar a noventa. Con un dato, en la temporada 1995/96, Peñarol convirtió esa cifra o por encima en dieciocho partidos consecutivos.

Antes de los cuarenta y ocho minutos, salvo en su primera temporada en la máxima categoría, Peñarol tuvo series anotadoras análogas, de cuatro o más partidos, al menos, una vez por torneo. En épocas de defensas menos rigurosas.

El básquetbol cambió mucho y convertir puntos no es tan sencillo. Por eso vale lo que Peñarol consiguió en las últimas noches. Catorce años sin registros parecidos lo atestiguan.