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Deportes 28 de octubre de 2017

Quilmes jugó mejor y se impuso con autoridad

Derrotó a Peñarol y pasó octavos de final del Torneo Súper 20, donde ahora se cruzará con San Lorenzo.

Por Marcelo Solari

Tuvo el control durante la mayor parte de la noche. Ofreció una imagen superior como equipo pero no logró aplicar el golpe decisivo en varias oportunidades favorables y terminó atravesando algunos sobresaltos. En definitiva, justo a tiempo recompuso su imagen y Quilmes terminó venciendo merecidamente a Peñarol, por 94 a 86. De esta forma, el “tricolor” sentenció el play-off entre ambos por 2-0 y avanzó a los octavos de final del Torneo Súper 20 de la Liga Nacional de Básquetbol. Otra vez su perímetro “picante” marcó diferencias. El “tricolor” fue una expresión colectiva superior y lo tuvo a Eric Flor en un nivel superlativo (27 puntos, 8 rebotes y 7 asistencias).

El rápido golpe que asestó Quilmes para adelantarse 8-2 en poco más de dos minutos fue rápidamente neutralizado por Peñarol con sendos triples de Karl Cochran y Alejandro Diez (8-8). Entonces, la paridad fue casi una constante con un detalle importante: al igual que en el clásico anterior, Martín Leiva cometió su segunda falta personal a los 3 minutos.

Pero como Cochran disfrutó de un buen arranque y el tiro abierto del “milrayitas” estuvo certero, los de Leo Gutiérrez consiguieron mantenerse en juego.
Quilmes, sin ofrecer garantías defensivas, tenía una ventaja en la fluidez de su ofensiva. Expresado de otra manera, se complicaba menos y obtenía réditos.

Un par de veces amagó con escaparse, aunque nunca pudo asestar un golpe que lo acercara al nocaut. Con más carácter que claridad, el “milrayitas” pudo remar y, vía triple de Nicolás Gianella, consiguió igualar en 22. Pero se distrajo en la defensa perimetral y Quilmes, impecable desde el arco, se lo hizo pagar. Cerró con un triple de Enzo Ruiz y un global de 5/6 (83%) desde más allá de los 6,75 metros.

Para el segundo segmento, Quilmes, desde el juego parecía marcar mayores diferencias, con un libreto más afianzado y una identidad bien definida que paradójicamente no podía trasladar el resultado.
¿La causa? Algunas malas decisiones cerca del canasto rival. El “tricolor” ejecutó sin precisión sus tiros cortos (4/14 en dobles en la primera mitad) y así le otorgaba chances a su rival de mantenerse al acecho.

Claro que lo que no metía de cerca, lo encestaba de lejos. Los tiros abiertos de Quilmes fueron una pesadilla para el “milrayitas”. Los de Luro y Guido cerraron los primeros 20 minutos con 9/15 (60%) en triples. Y por esa vía, con Enzo Ruiz y Eric Flor implacables, Quilmes se escapó a 45-35 y provocó la primera brecha importante, cerca del descanso largo.

Cuando regresaron de los vestuarios, Quilmes continuó dulce con el aro y estableció una máxima renta (55-43).
Pero al igual que había sucedido en algunos pasajes de la primera mitad, los de Bianchelli no consiguieron profundizar su dominio. Acaso sí desde el juego, pero nunca desde el resultado.

Porque Peñarol mejoró defensivamente liderado por Alejandro Diez, aunque su cuarta falta personal lo obligó a salir. Y pese a que Leiva sacó la cara por su equipo, la salida del capitán se notó. Y del otro lado, el enorme Eric Flor anotaba cómo y cuándo se lo proponía.

Peñarol padecía la noche opaca de Steffphon Pettigrew (muy bien controlado por Ruiz) y aún así, enredado, dominado, no permitió que su rival aumentara su distancia. Probablemente haya sido el momento de mayor dominio de Quilmes, que una vez más, no terminó de cristalizar en el resultado. La diferencia osciló en los 10/11 puntos, pero se fueron al último descanso como habían iniciado el segmento: con el “tricolor” arriba por 8. Expresado de otra forma, el tercer cuarto concluyó empatado (22-22).

Y entonces, esa teórica supremacía quilmeña, en las cifras no era tanta, lo que dejaba margen para que cualquier escenario pudiera plantearse en el parcial definotorio.

Fue Peñarol el que se hizo presente con ímpetu. Muy recuperado anímicamente, con Leiva dominante ganándole con claridad el mano a mano a Iván Basualdo y algunas corridas para hacer dudar a Quilmes a punto tal de situarse a apenas un doble (75-73). Todavía quedaban en el reloj, pero allí se produjo el momento culminante. Porque los de Luro y Guido lograron aguantar el aluvión “milrayitas”. Con personalidad y cabeza fría. En 30 segundos convirtió dos dobles seguidos a través de Ferreyra y Flor, se fue otra vez a 6 (79-73) y a partir de allí, como durante casi toda la noche, Quilmes fue el dueño de las acciones. Eligió bien cómo y cuándo acelerar, y ni siquiera perdió el foco cuando Leiva -muy astuto-, quien había salido por 5 faltas, lo provocó a Ricky Sánchez quien “compró” y también se tuvo que ir al recibir la falta técnica mutua.

Quilmes encaró muy seguro los 2m30s finales, jugó con la desesperación de un rival al que sólo podía salvar una ecuación cuasi milagrosa que finalmente no se produjo.

La síntesis

Quilmes 94
N.Ferreyra 12, E.Flor 27, E.Ruiz 17, R.Sánchez 10 (x) e I.Basualdo (FI). E.Basabe 12, O.Cantón 2 (x), B.Sansimoni 0, M.Maciel 0. DT: Javier Bianchelli.

Peñarol 86
N.Gianella 10, K.Cochran 13, S.Pettigrew 10, A.Diez 10 (x) y M Leiva 15 (x) (FI). N.Zurschmitten 17, A.Alloatti 4, J.M.Fernández 5, D.Guaita 2, V.Fazzini 0, J.Marcos 0. DT: Leonardo Gutiérrez.

Estadio: Polideportivo Islas Malvinas.
Arbitros: Oscar Britez, Leandro Lezcano y Ariel Rosas.
Parciales: 27-22, 49-41 y 71-63.

 



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