Por Marcelo Solari

La expectativa por el debut, el regreso a Once Unidos y un comienzo inmejorable avizoraban un triunfo arrollador. No terminó siendo así. Y aunque es cierto que tampoco sufrió, dado el contexto del encuentro, bien podría haber tenido un desenlace más cómodo. Con todo, lo importante era empezar ganando, y Quilmes derrotó este domingo a Pico Football Club, por 91 a 79, en el estreno de la Liga Argentina de Básquetbol.

Para su primera presentación en la temporada 2022/23, Quilmes se encontró con un problema menos antes de empezar: el estadounidense JT Branch estaba cambiado pero no pudo jugar porque todavía no fue habilitado por la AdC. Esa cuestión administrativa dejó a la vista disminuida de personal, especialmente para el juego interior.

De todas maneras, el “tricolor” estuvo inspirado en ofensiva, con una eficacia infrecuente para los primeros tramos de la competencia. Ni siquiera la prolongada interrupción por un problema con el tablero desenfocó al conjunto local, que anotó 9/11 dobles y 4/7 triples para una cosecha de 34 puntos en el cuarto de apertura.
Los rompimientos de Luis Cequeira o Ezequiel Dupuy y descargas para Agustín Ecker en el poste alimentaron a los marplatenses una y otra vez, y la puntería exterior de Gregorio Eseverri también aportó lo suyo para una ventaja de 13 puntos al llegar al primer descanso corto.

Como era lógico, Quilmes disminuyó sus porcentajes de eficacia al reanudar el juego. Y como suele suceder cuando las cosas no salen bien adelante, la frustración se refleja atrás. El local otorgó algunas licencias, los tiradores del conjunto pampeano (Manuel Peyronnet, Franco Zalabardo, Augusto Rossi y el propio Agustín Bualó) demostraron su valía y el desarrollo se equilibró bastante (37-30), ya que Valentín Allier también entregó soluciones como relevo.

Claro que, a pesar de las defensas zonales a las que estaba casi obligado Pico FC, Quillmes tenía más recursos. El caudal ofensivo estaba garantizado por peso específico. Solo había que intentar forzar más en posiciones cercanas al canasto oponente. Y ajustar en defensa, algo que consiguió solo por momentos.

El reloj avanzó y la diferencia a favor se estabilizó entre los 15 y 20 puntos, con creciente incidencia de Tomás Nally, buenas opciones para correr y productivos minutos de los recambios, como Genaro Calcaterra o Luciano Ravera.
Los 17 puntos de luz al ingresar al segmento final no garantizaban la victoria pero planteaban un escenario por demás favorable para los de Luro y Guido.

Sin embargo, ciertas desatenciones defensivas inexplicables le proporcionaron oportunidades impensadas a un conjunto pampeano que había perdido a otros dos soldados por llegar al límite de faltas. Pico capitalizó la oferta, lastimó seguido con el tiro a distancia, con Bualó como ejecutor principal y se acercó a 8 (81-73).

No llegó a poner en riesgo la victoria quilmeña, pero mandó un aviso que igualmente ya no es novedad: durante la temporada no habrá adversarios menores. Con un equipo erosionado por las faltas, ofreció una tenaz resistencia que le alcanzó, al menos, para restarle algo de brillo a una victoria de Quilmes que, no obstante, tampoco admitió discusiones.

Síntesis

Quilmes (91): L. Cequeira 12, E Dupuy 18, G. Eseverri 11, A. Ecker 12 y T. Nally 17 (FI). F. Arraiz 0, L. Ravera 11, J. Barrionuevo 2, G. Calcaterra 6, T. Ghietti 2. DT: Luis Fernández

Pico Football Club (79): A. Bualó 22, F. Zalabardo 14, A. Rossi 13 (x), M. Peyronnet 15 (x) y F. Bonfigli 0 (x) (FI). F. Eberhardt 3, V. Allier 8 (x), J. Gette 4 (x), G. Racca 0, S. Cavallero Re 0. DT: Marcelo Germanetto.

Estadio: Once Unidos.
Árbitros: José Domínguez, Matías Sotelo y Marjorie Stuardo.
Parciales: 34-21, 55-41 y 78-61.