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Cultura 6 de julio de 2024

Una marplatense fue distinguida con el Premio Desmadres de No Ficción por un texto titulado “Fantasy” por Charly García

La crónica de Camila Urresti fue elegida entre 1.601 textos provenientes de 39 países para formar parte de la antología "Apuntes del desborde", recientemente lanzada por Fondo de Cultura Económica.

Camila Urresti es poeta y profesora en Letras, graduada de la UNMdP.

“Apuntes del desborde” recopila los ensayos ganadores y destacados del Premio Desmadres de No Ficción, otorgado en el festival literario que convirtió a Buenos Aires en el epicentro de la literatura latinoamericana en agosto de 2023. El jurado, conformado por Ana Gallego Cuiñas (España), Cristina Burneo Salazar (Ecuador) y Gerardo Arenas (Argentina), seleccionó entre 1.601 propuestas diez textos de no ficción para ser publicarlos en una antología, que finalmente fue presentada el jueves pasado en Buenos Aires, bajo la organización del Fondo de Cultura Económica y Desmadres.

Desde crónicas detalladas hasta exploraciones poéticas sobre la vida y la muerte, el libro representa, en palabras del jurado, “la diversidad y riqueza de la no ficción contemporánea. No solo es un testimonio de la calidad de las nuevas voces literarias, sino también una celebración del poder transformador de la escritura”.

Los ensayos incluidos en esta antología ofrecen una mirada profunda a temas universales y diversos como la hermandad, el cuerpo, el duelo, los desaparecidos, la memoria colectiva y su exhumación, los cementerios, la tarea misma de recoger historias en el camino.

Entre los textos ganadores, se encuentra el de la marplatense Camila Urresti, poeta, docente  graduada de la carrera de Letras de la UNMdP, y autora de los libros de poemas “La vida primitiva” (Goles Rosas, 2018), “Poema para alguien chiquito” (Amichateamo, 2022) y “Habitación compartida” (Es Pulpa, 2023).

Apuntes del desborde

“Fue una enorme sorpresa porque muy pocas veces he mandado textos a concursos -cuenta Camila Urresti a LA CAPITAL-. Tenía guardado un librito que escribí durante la pandemia, al que siempre volvía con cariño para releerlo, agregarle o quitarle algo. Y como lo consideraba un texto un poco inclasificable, aproveché la convocatoria del Premio Desmadres de No Ficción, porque era un festival que proponía, como una de sus premisas, indagar en los límites y desbordes de los géneros”.

“Según Nicolás Hochman, organizador del Desmadres, se enviaron al concurso 1.601 textos de 39 países. Para mí, es todavía algo increíble que mi texto haya quedado finalista y vaya a formar parte de ‘Apuntes del desborde’, pero es además una alegría inmensa ver que ese texto que guardé con amor esté publicado, aunque algunos temas sobre los que escribí me siguen generando muchísimas contradicciones”, confiesa Urresti.

-¿De qué trata tu texto y cuáles son esas contradicciones?

-Es un texto fragmentario que habla fundamentalmente sobre la familia, sobre los modos en que el concepto de “familia” se expande hacia diferentes lugares y personas, y que se pregunta de dónde sale y qué forma tiene el afecto que después damos a otros, o el afecto que nos falta. No es exactamente un ensayo, aunque tiene breves zonas ensayísticas, es una especie de crónica que usa como disparador escenarios autobiográficos. El texto original era más largo y tuve que recortarlo por el límite de palabras del concurso. Yo quería que algún día se transformara en una novela.

“Ante todo es un texto de amor a las palabras que me ayudaron a reinventar la realidad”. 

-¿Cómo surgió la idea del texto?

-Es un texto que fue surgiendo espontáneamente a lo largo del 2020, un momento en el que tenía más tiempo para escribir y para pensar, mientras muchas emociones se mezclaban. Casi todos los días escribía en ese archivo, a veces un párrafo, a veces más, y me hacía sentir bien, aunque uno de los principales temas del texto fuera la violencia. Volví a encontrar en la escritura una especie de casa, con toda su fragilidad, que me sostenía. Y creo que ante todo es un texto de amor a las palabras que me ayudaron a reinventar la realidad. Por eso el texto se llama “Fantasy”, que es además el nombre de una canción de Charly García que me gusta mucho y que creo que condensa una de las ideas del libro: la imposibilidad de encontrar un lugar en el mundo y tener que crearlo.


Podés escuchar la canción “Fantasy” de Charly García acá:


-Venís de publicar libros de poesía, ¿cómo te hallás en la no ficción y cuánto de tu oficio de poeta te ayudó a elaborar este texto?

-Una vez una de mis poetas favoritas de la ciudad me dijo que cuando leía mis textos en prosa tenían el mismo ritmo que mis poemas. También una vez hice un taller con otra poeta radiante y me dijo que usaba mal las comas, las usaba como si estuviera marcando el corte de verso. Siempre me gustó más la narrativa que la poesía, pero mis novelas favoritas son las que parecen un poema. Para mí, la poesía es más que el género tradicional en verso, es una forma de tratar a las palabras y a las ideas que puede estar en cualquier lugar: ensayos, novelas, carteles y en las voces de todos los días.

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Un adelanto de “Fantasy”, ese lugar del que nadie puede regresar

Aunque aclara que “hay partes que adquieren sentido a medida que se ingresa en el texto y se avanza en la lectura, poniendo en relación imágenes y escenas, algo más parecido a la lectura de un poema“, la autora comparte con LA CAPITAL un adelanto de “Fantasy”:

“Fue el principio de los viajes en colectivo y las mandarinas, de las largas caminatas de más de cien cuadras, de los camiones que podían aspirar a las personas que andaban demasiado cerca de la ruta. Al mejor amigo de F., por ejemplo, lo aspiró un camión volviendo a casa. Yo recuerdo, sobre todo, la piedrita naranja que F. me regaló en lo que podría ser una montaña de basura. La guardé, era un regalo desinteresado, de alguien que no sabía si me quería o me despreciaba.

Yo tampoco sabía lo que sentía, hasta enterarme, hace unos años, de que F. iba a ser papá. Ese día me di cuenta que una parte de mí lo consideraba mi hermano, y que lo quería con amor de hermana verdadera, y que todo ese tiempo, desde los siete años hasta los veintitrés, habíamos sido parte de la misma familia. Ahora, yo iba a ser tía, era una decisión interior que a nadie tenía que afectar, y mi único gesto fue regalarle un peluche de un perro lobito. Lo sostuve en brazos y me sentí más pequeña que el bebé recién nacido, pero no sentí un peso que fuera a derrumbarme, más bien fue como tener una piedrita naranja en la mano rescatada de una montaña de basura. Ese peso y ese brillo, el mismo de las mandarinas, de los campos de Entre Ríos, de estar solos, de no saber estar entre nosotros. Las cosas nos pasan y nos pasaron siempre por accidente, y nuestra tarea era sostenerlas. Así me sentí ese día en el hospital con el hijo de F. entre mis brazos, y supe lo que era ser padre; significaba que ya no se podía dudar si volver a casa o quedarse esperando que alguien llegara a rescatarnos. Ahora el camino era hacia adelante”.

Desmadres

A lo largo de ocho días de agosto de 2023 en la Ciudad de Buenos Aires, el festival Desmadres de literatura latinoamericana reunió a casi 400 escritores, poetas, editores, traductores, periodistas, dramaturgos, investigadores, artistas, gestores culturales y lectores, de más de 20 países de América Latina y otras partes del mundo.

Entre las actividades del festival, hubo entrevistas públicas, clases magistrales, talleres y charlas sobre la literatura latinoamericana en la actualidad, los desafíos de la traducción y los abordajes de la literatura para la niñez, entre otros temas.

Camila describe su participación en este prestigioso evento literario como una oportunidad de escuchar “charlas y lecturas increíbles, como la de Amara Moira, y aproveché para recorrer la ciudad sola, algo que nunca había hecho. Fui a la feria Migra y a otros eventos de poesía, visité a mi amiga Vale y me invitó a escuchar a Andi Nachon y a conocer la librería Mercurio”.

“Encuentros como el festival Desmadres, eventos autogestionados, festivales y ferias, no solo funcionan como una forma de conocer nuevas voces contemporáneas, sino también como un espacio compartido de resistencia en donde se tienden redes afectivas. En esas otras zonas de familiaridad alternativa piensa un poco ‘Fantasy’. Y creo que en estos momentos es muy importante juntarnos y crear colectivamente”, concluye la autora.