A un año del aislamiento, la actividad económica local aún no se recupera
El 19 de marzo de 2020 Alberto Fernández anunciaba el inicio del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO). Para entonces, en Mar del Plata ya se habían suspendido las clases y Montenegro pedía a los turistas "no venir" a la ciudad. El comercio, la gastronomía, el turismo y la industria siguen golpeados.
Hace exactamente un año, el 19 de marzo de 2020, el presidente Alberto Fernández anunciaba en cadena nacional el inicio, desde esa misma medianoche, del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) a raíz de los primeros casos de coronavirus en el país.
En Mar del Plata, para entonces, no solo se habían detectado los primeros contagios, sino que ya estaban suspendidas las clases en todos los niveles del sistema público y privado de educación. Asimismo, el intendente Guillermo Montenegro pedía a los turistas que no viajaran a la ciudad el fin de semana largo que se aproximaba: “La responsabilidad como marplatenses es pedirles a los argentinos que nos estaban eligiendo que no vengan”.
Antes del inicio formal del ASPO, en la ciudad se suspendieron múltiples actividades. El 16 de marzo se interrumpió la actividad en las escuelas desde esa misma mañana. Por la tarde cerraron sus puertas el Paseo Aldrey y el shopping Los Gallegos. Cafés, restaurantes y locales de esparcimiento nocturno adoptaron la misma medida cuando todavía quedarse en casa no era un decreto ni una disposición, sino una recomendación de los especialistas.
Días atrás, el Concejo Deliberante aprobaba la creación del “Consejo Asesor de Prevención e Intervención” y declaraba la emergencia sanitaria.
A partir del decreto presidencial, todas las actividades económicas, menos las consideradas esenciales en el marco del aislamiento, dejaron de funcionar. Entre calles vacías y la incertidumbre entre cuatro paredes, Mar del Plata -como el mundo- empezaba a vivir en carne propia los efectos de la pandemia de Covid-19.
La vuelta al trabajo fue lenta y progresiva. Sector a sector. Protocolo a protocolo, entre habilitaciones nacionales, provinciales y municipales.
El turismo, la industria, la gastronomía y la actividad comercial sintieron de inmediato los efectos. Los índices interanuales de ventas, producción y rentabilidad fueron y son negativos.
Los negocios permanecieron cerrados varias semanas, ingeniándoselas como podían y subsistiendo entre las ventas online y el delivery, o el take away en el caso de la gastronomía.
A mediados de mayo se llevó a cabo una prueba piloto que incluyó a los comercios y las peluquerías. La medida fue parcialmente exitosa, aunque hubo imágenes (concretamente el desborde de gente en el paseo de la calle Güemes) que “preocuparon” al gobierno provincial.
Recién a fin de mes, con pocos casos de coronavirus en la ciudad, Guillermo Montenegro anunciaba la vuelta a la actividad de los negocios. “No es una flexibilización, es una reapertura administrada para reactivar nuestra economía”, aclaraba. Para entonces, el Presidente ya había otorgado sucesivas prórrogas al decreto que estableció el aislamiento.
En aquellos primeros días las ventas fueron escasas, a cuentagotas. Nulas, en algunos casos. El impacto económico por un lado, el temor por otro y la emergencia sanitaria por encima de todo, aplacaron la actividad comercial, como también a la construcción, la producción de alimentos, el turismo, la gastronomía y los servicios.
Doce de meses negativos
Mes a mes la Unión del Comercio la Industria y la Producción (UCIP) analiza el volumen de ventas en la ciudad. La mayoría de los rubros no esenciales tuvo una caída interanual que se mantuvo durante todo el último año.
En marzo del 2020, sobre el inicio del aislamiento, las ventas cayeron un 55%. En abril, sin el turismo de Semana Santa, al caída fue del 65%. Mayo fue el peor mes, con una baja del 76%. De ahí en más, siempre en baja, se registró un leve repunte de los balances comerciales.
En julio la caída fue del 35%, en agosto se vendió un 32% menos, en septiembre un 43%, en octubre un 27% y en noviembre un 23%. Diciembre fue el primer mes que no arrojó un balance negativo, pero en enero la actividad cayó un 42,5% y en febrero un 25%, después de un verano con 40% menos de turistas en base a una comparación interanual con una muy buena temporada, como del 2019/2020.
El presidente de la UCIP, Blas Taladrid, destacó el trabajo articulado con la CGT Regional Mar del Plata, el Sindicato de Empleados de Comercio y el Municipio, cuando antes de que se decretara el aislamiento se firmó un acuerdo para consensuar horarios de apertura y cierre de los comercios.
“En abril surgieron medidas de apoyo y pudimos incorporar más rubros en el Ahora 12. Ese mes aparecieron los ATP y los créditos a tasa cero, como así también junto a Empleados de Comercio presentamos los protocolos para la venta electrónica”, repasó.
A lo largo del último año “se dio una pérdida de la rentabilidad por parte de las empresas” y algunas “están empezando a pagar los créditos que tomaron el año pasado para hacer frente a esta situación”, apuntó Taladrid.
A la par de la situación sanitaria, remarcó, el sector sintió la falta del turismo de cercanía -que la UCIP viene impulsando fuertemente-, como así también los Juegos Bonaerenses, el turismo de adultos mayores, los congresos y el turismo sindical, segmentos y actividades que “mueven” al comercio y que en 2020 estuvieron ausentes debido a la pandemia.
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