“¡Matías! ¡Matías!”, gritó Cristian Urbistondo mientras era reducido por una pareja y su hijo en el interior de la casa del barrio La Florida. Pero no recibió respuesta ni ayuda: su cómplice en el asalto lo había abandonado y se escapaba ante sus ojos.

La familia, que había sido víctima de ambos delincuentes, logró maniatar con una soga al ladrón atrapado hasta que arribó la policía a la vivienda de Eusebione al 1700. Eran alrededor de las 23 del martes 30 de enero de 2024 cuando llegaron los efectivos de la comisaría sexta y se llevaron preso al intruso. Poco después, los mismos investigadores hallaron una motocicleta marca Honda Wave de color rojo abandonada en el cruce de Meyrelles y Garagiola y supieron que había estado en poder del detenido, quien tenía autorización de conducirla.

La situación se había normalizado, aunque los moradores de la propiedad, un hombre de 69 años, una mujer de 60 y el hijo de ambos, de 36, permanecían en estado de shock. Según revelarían después, los dos delincuentes los habían tomado a los tres por sorpresa tras ingresar por una puerta que estaba abierta.

Munidos de una llave francesa y un destornillador que les colocaron en el cuello, los asaltantes habían amenazado a los tres damnificados. Incluso, les dijeron que matarían a su perro si no entregaban dinero y objetos de valor. En ese marco, hasta los encerraron en una habitación.

En determinado momento, y ante su distracción, las tres víctimas lograron sorprender a Urbistondo, forcejearon y lo redujeron, tal como se explicó antes. Por su parte, el cómplice escapó del lugar con una cadena de oro y tres dijes pertenecientes a la mujer, y pensó entonces que, dentro de todo, se había salido con la suya. Pero no.

Los gritos del delincuente atrapado, una especie de pedido de ayuda a su cómplice, sería clave para su captura posterior. El nombre de “Matías” le daba a los investigadores una pista para iniciar su búsqueda. Y otro dato sería de suma relevancia: a pesar de que ladrones llevaban en su poder dos pares de guantes, uno de ellos exhibió sus manos y en una tenía tatuada una bala.

Fue la propia mujer asaltada la que, días después del robo y a sabiendas de que el delincuente ya detenido se llamaba Cristian Urbistondo, rastreó su perfil de Facebook. Desde esa cuenta entonces buscó entre sus amistades virtuales algún perfil que llevara el nombre de “Matías”. Y lo encontró: la foto que exhibía Matías Emanuel Yenni en su red social lo delataba. Era él, sin ninguna duda para ella, su marido y su hijo.

Con esa información, tomó intervención en el caso el fiscal Mariano Moyano. El instructor judicial ordenó entonces la captura inmediata de Yenni, quien tenía 26 años, el pelo tenido de rubio y ya había sido condenado en 2022 por el Tribunal Oral Nº 4 luego de cometer un robo similar.

Finalmente, la policía lo detuvo en la vía pública el 29 de julio de 2024 y quedó alojado en la Unidad Penitenciaria de Batán. Debido a que la pena dictada antes no había operado al momento de ser detenido, cuando además se encontraba evadido de la Justicia, lo declararon “reincidente” y en los últimos días lo sentenciaron a 10 años de cárcel por ambos hechos.