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Opinión 5 de diciembre de 2019

Está amaneciendo un nuevo tiempo

Por Daniel E. Di Bártolo

El PUEBLO retomó el rumbo de su destino al derrotar en forma categórica en las urnas a la expresión neoliberal en Argentina expresada, fundamentalmente, por Macri y Vidal como personeros visibles de una alianza de poder entre los grupos económicos concentrados, los medios de comuniación hegemónicos, el partido judicial y, como sostén, los intereses del capitalismo financiero internacional.

Nuestro PUEBLO exigió la unidad del campo nacional y popular que se plasmó en el Frente de Todos como manifestación electoral de ese reclamo de superar las diferencias en pos de proponer al conjunto de la sociedad un proyecto de país que recuperara los distintos niveles de lo público a favor de los intereses nacionales.

Los pasos electorales e institucionales se fueron dando uno a uno y hoy, a pocas horas de la asunción del nuevo gobierno a nivel nacional y en la Provincia de Buenos Aires, se comienza a respirar una atmósfera distinta que dá cuenta de un nuevo tiempo que está amaneciendo.

Tanto a nivel personal como social, los argentinos necesitamos volver a respirar otro clima “cultural”. El hartazgo de los ya casi cuatro años de Macri es total en todos los niveles y sectores. Hasta los grandes empresarios que trabajaron para su llegada al poder y lo apoyaron en forma permanente, están manifestando el desastre al cual los llevó las gravísimas secuelas de la política económica del gobierno.

El gran desafío de la nueva etapa que comienza a dibujarse en el horizonte próximo de los argentinos es recuperar el rumbo que nunca debimos abandonar: la defensa y promoción de nuestra propia economía nacional (“vivir con lo nuestro”, decía al recordado Aldo Ferrer), la centralidad el trabajo como dignificador humano y principal ordenador social, la prioridad absoluta de atención a aquellos sectores que menos tienen (hambre, pobreza), el compromiso con la educación pública de calidad, la justa distribución de la riqueza. En definitiva, un nuevo tiempo se construye con la fuerza de los hechos más que con discursos y promesas.

Nuestra pueblo ha sido categórico: reclamó la unidad para vencer en las elecciones a quienes nos llevaron al fracaso, al deterioro generalizado y a la pérdida constante de derechos.

Estamos convencidos que asoma un nuevo tiempo porque la esperanza se ha objetivado en un frente que está dando pasos firmes y seguros hacia un proyecto nacional y popular de liberación y desarrollo.

La historia argentina es un largo camino donde la disputa entre las fuerzas nacionales y las oligarquías y sus alternativas electorales (proyectos nacional y popular por un lado, y liberal conservador, por otro), han jalonado etapas de avance y retroceso desde nuestros mismos orígenes como nación hasta el presente.

Nuevamente, la historia – maestra de la política – vuelve a ponernos ante el desafío de recuperar el rumbo, la senda, el camino, de los valores, principios y políticas que nos faciliten la recuperación de la dignidad, el crecimiento económico y la justicia social.

Nuestra definición de nuevo tiempo es cultural: donde anidan las creencias y significaciones profundas de nuestro pueblo es donde se juega el destino del tiempo que viene. Tenemos fundamentadas certezas para creer que ese nuevo tiempo asoma en la vida colectiva de los argentinos.

El desgaste diario que implicó la instalación de la agenda especulativa, el endeudamiento con el FMI, la apertura indiscriminada de importaciones, la lógica meritocrática en educación como llave para des financiar la escuela pública, el menosprecio de los valores históricos nacionales, la apuesta a despolitizar a través del intento permanente de desacreditar lo colectivo, han sido indicadores que demandan, en si mismos, un nuevo tiempo.

Está claro que el mundo nos mira y la región, operada por la acción de los grandes intereses internacionales, está conmocionada por el rotundo fracaso de las políticas neoliberales en los países que la aplicaron y el golpe de estado en Bolivia como avance del imperio contra los legítimos intereses de la patria grande.

En este marco internacional difícil y complejo, con un escenario nacional durísimo por las consecuencias de las políticas implementadas por Macri y sus socios, estamos convencidos que respirar un aire distinto que está amaneciendo nos lleva a un nuevo tiempo que necesitamos y que pedimos a gritos, por nuestro hijos, nuestras familias, nuestro pueblo.

(*) Profesor de Historia. SADOP. Fundación CEPES



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