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Deportes 12 de julio de 2020

Stringa, el defensor que llegó desde Alvarado y terminó siendo figura en el arco de Aldosivi

En el Nacional de 1976 se dio un hecho curioso. El equipo marplatense perdió a sus tres arqueros en medio del torneo y tuvo que recurrir a un jugador de campo para ocupar la valla. Stringa aceptó el desafío y terminó siendo figura. Una historia curiosa contada por el propio protagonista. "Mi sueño siempre fue ir al arco, no ser central", asegura hoy.

Stringa en acción frente a Vélez, ganando en un mano a mano. Fue la figura de la cancha en aquel empate sin goles en el San Martín.

por Víctor Molinero

 

Horacio Stringa recuerda cada detalle con claridad. Y atesora la situación entre los mejores recuerdos que le dejó el fútbol. Al cabo, aquel marcador central que estuvo en la mira de Boca y Racing siempre había querido ser arquero. Por designio del destino, por fortuna o por la firme decisión de su por entonces técnico, Roberto Saba, Stringa se dio el gran gusto de ser arquero en tres partidos oficiales, con Aldosivi, por el Torneo Nacional de 1976.

Al margen del último lustro, en el que a Aldosivi se le hizo costumbre codearse con los mejores del fútbol argentino, los equipos marplatenses tuvieron entre 1967 y 1985 la posibilidad de medirse ante las figuras del balompié nacional a través de los entrañables torneos Nacionales.

Está claro que el fútbol de aquel entonces era otro. Muy distinto a este súper profesionalizado de estos días. En ese contexto, Aldosivi aportó una curiosidad para la historia del fútbol argentino.

Sucede que en el Nacional de 1976, los últimos tres partidos de ese torneo oficial organizado por la AFA los terminó atajando un jugador de campo.

En efecto, a partir de las bajas de los tres arqueros que tenía el plantel, Horacio Stringa, defensor central de aquel equipo, terminó siendo quien se calzó los guantes para los partidos ante Rosario Central, Vélez Sarsfield y Platense. Y mal no le fue, al punto que, por caso, fue elegido figura en el 0 a 0 ante los de Liniers.

Jorge Riolfo -que había pasado por Lanús- era el “1” titular en ese plantel que dirigía técnicamente Roberto Saba. Y el torneo no pudo haber arrancado mejor para ese Aldosivi. Tres victorias en otras tantas presentaciones lo pusieron arriba en las posiciones de su zona, la C, que compartía con Huracán, Unión de Santa Fe, Rosario Central, San Martín de Mendoza, Vélez, Platense, Sportivo Patria de Formosa y All Boys.

En la jornada inaugural, en el partido interzonal, le ganó 3 a 1 a San Lorenzo de Mar del Plata en el San Martín. Con Riolfo en el arco y Stringa en la defensa, como ordenaba el mandato natural. Siempre con “las cosas en su lugar” se sucedieron dos triunfos ante Sportivo Patria (3-1 como visitante) y All Boys (4-0 acá).

aldosivi76

Aldosivi era líder con puntaje ideal y la expectativa en el puerto era gigante. Sin embargo llegaron las derrotas ante Unión (0-2 en Santa Fe) y Huracán (0-3 con tres tantos de José Luis Saldaño) para dejar la punta.

Igual ese Aldosivi todavía tenía mucho para dar. Es que en la fecha siguiente fue a Mendoza para visitar a un San Martín que marcó una época y que ostentaba un invicto de tres años jugando como local. Los cuyanos tenían en su plantel a cuatro jugadores marplatenses: Carlos Miori, Oscar Miguel Gómez (jugaron ese partido), Guillermo Trama y Osvaldo Mosconi.

El gol de Jorge Zugasti cuando promediaba el segundo tiempo le dio el triunfo a Aldosivi.
Cuatro partidos después, para el comienzo de la segunda ronda, surgió el primer percance en el arco aldosivista. Riolfo se lesionó en el cotejo ante San Lorenzo de Mar del Plata y tuvo que ser reemplazado por Ricardo Juan Yori, quien había llegado al club proveniente de Atlético Mar del Plata. Yori se mantuvo bajo los tres palos en los cinco cotejos siguientes pero un malestar estomacal lo sacó de la cancha. Riolfo todavía no se había recuperado y Juan Carlos García, el tercer arquero del plantel, había sido desafectado previamente por el cuerpo técnico.
Quedaban tres fechas por delante y no había arquero disponible. Entonces surgió Horacio Stringa, quien había atajado en las inferiores de Alvarado, para calzarse los guantes y ocupar el arco.
“El arco me apasionaba”
“Mis inicios en Alvarado, en el Piso de los Deportes, fueron como arquero. Y cuando pasamos a jugar en el césped yo seguía como arquero. Pero un día faltaba un marcador central en un partido y me pidieron si podía jugar de defensor. Como anduve bien quedé ahí”, cuenta Stringa hoy en diálogo con LA CAPITAL, confesando el origen de una historia de “necesidades” y enroque de puestos.

Stringa compartió equipo en Alvarado con José Martínez.

Stringa compartió equipo en Alvarado con José Martínez.

Lo de 1976 fue a la inversa. Pero ya no se trataba de niños. Aldosivi estaba jugando el Torneo Nacional contra los mejores equipos del país.

“Fue casi de casualidad, por una necesidad”, aclara. “Pero siempre el arco fue lo que me gustó. El arco me apasionaba. En todos los planteles donde estaba practicaba un rato siempre por las dudas. Uno nunca sabe cuándo puede pasar algo en un partido con el arquero y alguien tiene que estar listo”, asegura.

Stringa venía haciendo un gran torneo como defensor central ese año. De hecho la revista Goles lo eligió en el “seleccionado del campeonato” junto a hombres de la talla de Hugo Orlando Gatti y Daniel Passarella, y con otro marplatense como Carlos Horacio Miori, por entonces en San Martín de Mendoza.
Tan bueno había sido lo suyo como central que Boca había puesto sus ojos sobre él.

“Jugamos un amistoso contra Boca, en el que empatamos 1 a 1 y la verdad que anduve muy bien. Por eso es verdad que después vino Alberto J. Armando a hablar con el presidente de Alvarado que era el dueño de mi pase. Estaban buscando un reemplazante de Pancho Sá que estaba por retirarse. Pero le pidieron una locura. No te digo que le pidieron la Bombonera pero casi”, ironiza.

Stringa en acción frente a Boca. Su actuación en ese partido hizo que Armando viniera a buscarlo. No se dio.

Stringa en acción frente a Boca. Su actuación en ese partido hizo que Armando viniera a buscarlo. No se dio.

“Después de eso también vinieron de Racing y Vélez pero también les pidieron mucho”, se lamenta.
“Al final me terminaron vendiendo a San Lorenzo de Mar del Plata en 1977 por mucho menos. Alvarado se estaba mudando a la sede actual de la calle Peña y como entre los dirigentes de San Lorenzo había varios dedicados a la construcción creo que le hicieron el frente de la nueva sede”, agrega.

 

Cuestión de arqueros

 

Stringa se había lesionado en aquel amistoso contra Boca y jugaba infiltrado por el Nacional. Hasta que un día el dolor recrudeció y tuvo que parar.

En aquel torneo, Jorge Riolfo, que era el arquero titular, había sufrido una importante lesión en la rodilla y se quedó afuera del resto del campeonato.

Ricardo Yori, el suplente ocupó su lugar pero Juan Carlos García, el tercer guardavallas que tenía aquel plantel ya se había ido tras una pelea con Saba.

Entonces al banco iba Stringa para cumplir con el formalismo.

En la previa del partido contra Central, en Rosario, Horacio había recibido un permiso para viajar a La Plata la casamiento de su hermano.

“Terminó el casamiento y me fui para Santa Fe. Yo no tenía idea que iba a atajar. Recién cuando llegué allá alguien me dijo ‘me parece que esta noche atajás’. Pero era un rumor. En la puerta del hotel me estaba esperando Roberto Saba. ‘¿se anima a atajar?’ me dijo. Yori estaba descompuesto y ni siquiera había viajado. No había arqueros”, relata.

“Si no tiene otro yo no tengo drama, total el problema lo va a tener usted. Yo hago lo que puedo” le dije.
“Haga lo que pueda” me contestó.

“Creo que me fue bastante bien. Si me pateaban de lejos no tenía problemas. La cosa era con los centros. Imaginate que hay arqueros profesionales que tienen problemas con los centros”, se defiende.

Aldosivi hizo un buen partido pero sobre el final Central lo terminó ganando 3 a 2. Los tres goles rosarinos llegaron a través de la pelota parada.

“Cuando entro la vestuario Saba me para y me dice ‘bien ehh’. Era un tipo muy serio. Sacarle una sonrisa o un comentario así era como un premio”, aclara.

Adolfo López, que era el que manejaba el fútbol de Aldosivi nos pagó el premio de ese partido como si hubiésemos empatado porque habían quedado conformes con lo hecho”, recuerda.

Stringa se había sacado las ganas de atajar. Pero la historia todavía tenía capítulos por contar.
“Cuando Yori llega al entrenamiento del martes Saba lo echó porque le dijo que tendría que haber atajado en Rosario, que en la situación que estábamos -sin arqueros- no podía faltar por una descompostura. Y me dijo que yo iba a seguir en el arco”, afirma.

Stringa va arriba en busca del balón. Fue figura contra Vélez.

Stringa va arriba en busca del balón. Fue figura contra Vélez.

Se venía Vélez en el San Martín. Y Stringa fue figura en ese empate sin goles. El colega Juan Carlos Morales lo eligió como el hombre del partido en su crónica para la prestigiosa revista El Gráfico.

“En el último minuto me pegaron en la cabeza y quedé groggy. Tuve que ir al hospital desde la cancha”, confía.
En efecto, Espósito remató con violencia y la pelota dio en el maxilar del arquero, que tardó varios minutos en recuperarse. Enseguida terminó el partido y el doctor Barragán aconsejó llevarlo al hospital para hacer placas y constatar que no había una lesión importante. Afortunadamente Stringa pudo terminar el campeonato atajando.

En la última fecha Aldosivi debía visitar a Platense en cancha de Chacarita en el partido televisado de los viernes por la noche. El conjunto marplatense ganó 2 a 1 otra vez con Stringa en el arco.
Stringa no podía falta claro está. Al banco de suplentes en esos partidos iba Roberto Barcio, un volante que solo firmaba planilla para cumplir.

“‘Ni se te ocurra salir Horacio ehh’ me decía Barcio. Era un buen número 8 pero no tenía idea del arco. Habían subido en su momento a un arquero de la tercera pero también se enojó con Saba y se terminó yendo”, cuenta.

Como se dijo, Stringa siguió su carrera en San Lorenzo de Mar del Plata, entre 1977 y 1982. En 1983 jugó para Rivadavia de Necochea y en 1984 se reencontró en Peñarol con el “Turco” Saba como entrenador. Una grave lesión de rodilla puso final a su carrera.

Stringa y Jorge Fernández, en San Lorenzo.

Stringa y Jorge Fernández, en San Lorenzo.

Pero el fútbol y el arco tenían guardado un tiempo más para Stringa.

Es que Horacio volvió a atajar en los torneos de la Villa Marista.

“Arranqué en el medio pero después me fui a la defensa y terminé en el arco, donde empecé. Mi sueño siempre fue ir al arco, no ser central”. Estuvo cerca de pasar a Boca por su labor como defensor. Pero Stringa nunca pudo olvidar aquel primer amor que conoció en el arco de Alvarado.

 

 

Horacio Stringa, de buzo negro, arriba, al centro. Volvió a ser arquero en el equipo que participó en el torneo de Villa Marista. Allí compartió equipo, entre otros, con "Cacho" Martínez, Carlos Silva, Pato Elías, Ramón Basanta y los hermanos Caracasis.

Horacio Stringa, de buzo negro, arriba, al centro. Volvió a ser arquero en el equipo que participó en el torneo de Villa Marista. Allí compartió equipo, entre otros, con “Cacho” Martínez, Carlos Silva, Pato Elías, Ramón Basanta y los hermanos Caracasis.

 

Un sólo antecedente

 

Sólo una vez se había dado en el fútbol profesional de Argentina que un jugador de campo hiciera las veces de arquero durante un partido completo.

El hecho lo protagonizó Ignacio Díaz, defensor de Rosario Central, quien en 1940 atajó todo el partido ante Estudiantes de La Plata.

Para disputar la trigésima fecha del torneo, el entrenador Emérico Hirschi perdió a sus tres arqueros. Se había enfermado el titular, Pedro Araiz, y estaban lesionados Juan Martínez y Héctor Ricardo, los otros dos que integraban el plantel.

Ignacio Díaz dejó la defensa para atajar un partido completo en Rosario Central, ante Estudiantes.

Ignacio Díaz dejó la defensa para atajar un partido completo en Rosario Central, ante Estudiantes.

Estudiantes ganó 1-0 pero las crónicas de la época destacaron la actuación de Díaz, quien ya en la vigésimo cuarta fecha había atajado buena parte del match en un 3-3 con San Lorenzo, por la temprana lesión de Martínez.

Claro que antecedentes de jugadores que tuvieron que calzarse los guantes en medio de un partido sobran. La semana pasada por caso lo hizo en forma destacada el argentino Lucas Ocampos para el Sevilla español.

Lo curioso es, como en el caso de un Díaz que supo integrar como defensor la Selección Argentina de fútbol entre 1939 y 1943, que haya iniciado el partido en el arco.

Y mucho más increíble aún es la historia de Stringa, quien fue al arco en tres partidos completos e inclusive terminó siendo elegido por su técnico aún cuando uno de los arqueros naturales del plantel estaba para atajar.



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